Este martes, el mundo del cine se viste de luto tras la muerte de Val Kilmer a los 65 años en Los Ángeles. Según informó su hija, Mercedes Kilmer, la causa del fallecimiento fue una neumonía. El actor había superado un cáncer de garganta diagnosticado en 2014, tras un largo y complejo tratamiento.
Kilmer fue un referente del cine de los 80 y 90, conocido por papeles inolvidables como Jim Morrison en The Doors, Batman en Batman Forever, Tom «Iceman» Kazansky en Top Gun y Nick Rivers en Top Secret!. Su versatilidad y entrega en cada interpretación lo convirtieron en uno de los actores más respetados y, al mismo tiempo, enigmáticos de Hollywood.
Un talento que trascendió las décadas
Val Kilmer inició su carrera siendo el alumno más joven admitido en la prestigiosa escuela Juilliard. Su salto a la fama llegó en 1984 con Top Secret!, y continuó consolidándose como un actor versátil en películas como Real Genius (1985), Tombstone (1993), Heat (1995) y The Saint (1997).
Aunque alcanzó la cima de su carrera en los 90, el actor se apartó durante una década de los grandes proyectos, lo que generó rumores sobre su futuro en la industria. Sin embargo, volvió a la pantalla en los últimos años, participando en proyectos más modestos y demostrando que su pasión por el arte seguía intacta.
La controversia detrás del genio
Kilmer era conocido por su entrega extrema a los personajes, como en Tombstone, donde llenó su cama de hielo para sentir el dolor de la tuberculosis, o en The Doors, donde vivió como Jim Morrison durante meses. Esta intensidad le valió tanto elogios como críticas, y fue considerado un actor difícil en los rodajes.
A pesar de las polémicas, nunca dejó de priorizar el arte sobre el comercio, algo que defendió hasta el final de su carrera.
Un legado que perdurará
Más allá del cine, Kilmer fue poeta, artista visual y músico, incluso recibiendo una nominación al Grammy en 2012. Su vida estuvo marcada por momentos de éxito y tragedia personal, como la muerte de su hermano menor, Wesley.
El legado de Val Kilmer no se limita a sus icónicos personajes, sino también a su lucha incansable por expresar el arte de la manera más auténtica posible. Su partida deja un vacío en la industria cinematográfica y en el corazón de sus seguidores.
Descanse en paz, Val Kilmer, un verdadero ícono de Hollywood.